Gracias doy al eterno
indiferente
por concederme con
largueza
el don de la lujuria
Gracias por la fuerza
y perfección
con que mi cuerpo la
ejerce
Gracias por mi cuerpo
por haberlo moldeado
exacto para el beso
para la mirada precisa
para la perfecta
humedad.
Por hacerme curiosa,
pequeña
salvaje, primitiva
Gracias doy
por las noches que me
quedan
Por el sudor
que purifica mi cuerpo
Por la luminosa
intensidad
del abismo que me
aguarda
No soy digna
de que entres en mi
casa
pero solo una caricia
tuya
bastará para salvarme
La gloria sea
para aquel
Que no olvida
Amen
Eva Durán
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