Cada noche
mi cuerpo se desdobla
en todas las mujeres
que deseo
y cada una de ellas
espera pacientemente su turno
para satisfacer a mi amante
Cada noche
cada una de ellas
da una estocada perfecta
Al despertar
un jirón de piel sobre mi almohada
me recuerda
como un pañuelo sangriento
que es sólo una tregua
que la perpetúa arremetida feroz
continuará febril, desesperada
Que las armas
solo toman aliento al amanecer
nunca se deponen
Eva Durán
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