Voy a extrañar estar viva
el
cuerpo del viejo Doc
entregado
sin temor a la caricia
Y tus manos
la
profundidad de tus ojos
la
fuerza de tu abrazo
los
cinco tatuajes de tu cuerpo
las
cicatrices de tu alma
tu
sabiduría de hombre rudo
curtido
y endurecido
por
tantos años de vida en la selva.
tu
silencio, tu piel, la escalera
Y mi
amor por tí
tan
inmenso como esta noche
El
fuego de nuestra pasion entrelazada
sosteniendo
fuertemente
el
equilibrio de las montañas
y
los valles.
“Aquí
crecerán seguros mis hijos”
me dijiste en la madrugada
acariciando
mi vientre.
“Soy
terrible, soy terrible
soy
peor de lo que crees
tu
eres un ángel y
yo
solo soy un hombre
no
te merezco”
Me
dijiste llorando
y
llenándome de besos
ebrio
de aguardiente y luna.
¿Y
sabes qué?
también extrañaré
los
autobuses llenos
el
medio día con calor
y
sin plata pa´l almuerzo
La
sonrisa de Mauro
el
jugo de naranja a $200
mis
temores y mi insomnio
el
placer del estrés y los problemas
las
deudas por pagar
la
inocencia de la madrugada
la
espera en el parque
las
cinco de la tarde en el almendro
mis
libros sin leer, mis viajes sin regreso
mi
ambición inútil de salvar el mundo
(o
de salvarme yo con el mundo adentro)
Trabajando
hasta tarde
el
aplazarlo todo
torciendo
el destino
para
así cumplirlo
en
silencio y a mordiscos
a ratos
y con frecuencia
de
manera sencilla
complicándolo
todo
evitando
molestias
desgastando
zapatos
ganando
unos pesos
para
pagar a plazos
una
cremación decente
Y
extrañaré sobre todo
la
fuerza de mi madre
su
ternura omnipresente
y
todopoderosa,
su
cuerpo tibio al amanecer
su
respiración entrecortada
en
la oscuridad,
su
elegancia de princesa
y
ese gran estilo
con
el que siempre cuidó
de
mí y de mis hermanos
Mientras
yo me preparo
para
ser arrojada
hacia
ese mundo de sombras
en
el que voy a olvidarlo todo
incluyendo
por supuesto
mi
temor a la oscuridad.
Eva Durán
Todos los derechos reservados ©
No hay comentarios:
Publicar un comentario