jueves, 29 de agosto de 2013

Doc Chiquipandero (2005 - 2013)


Esperame en el cielo

De nariz a rabo, un hermoso caballero, 
soberbio, altivo, discreto 
y elegante como el más hermoso principe. 

Espéranos en el cielo, 
wunderbaren Hund. 

Porque esto no es más que un hasta luego, 
no es más que un simple adios, 
muy pronto junto al fuego, 
nos reunirá el amor.




Eva Durán





miércoles, 27 de marzo de 2013

El Esplendor de Fuego del Otoño





Coqueteo con Holger, mi médico ortopeda, coqueteamos, conversamos y el aprisiona su rodilla contra mi pierna, soy hipnotizada por su voz. A nuestro alrededor sucede el mundo. Sus pacientes corretean por ahí.

En su praxis conversamos de todo, es un hombre hermoso, elegante, fuerte, culto,  encantador, lleno de ideas novedosas y originales, trabajadicto.

Pero temo no saber cual es el límite, cuando parar. Debo detenerme.

Mi piel se eriza al contacto de su voz. Él me lo cuenta todo, me da los más íntimos detalles de todo cuanto quiero saber, pero yo no le presto la más mínima atención. Yo solo tengo para él narraciones
esplendorosas, holocaustos de piel y placer en la oscuridad, eso aviva aún más y más mi imaginación.

Le llaman al mobil, se pone de pie y camina hasta el pasillo, cuando se da la vuelta para hablar le observo con avidez el trasero, tiene un excelente cuerpo, proporcionado y justo para mis ganas.

Sus piernas son sólidas músculosas y perfectas, sus hombros anchos y bien moldeados por muchas horas de entrenamiento, se extienden hasta sus manos, firmes, largas, delicadas. Sus dedos... sueño con esos dedos, con lo que podrían hacer esos dedos.

Regresa a hablar conmigo.

En un momento, toma mi mano en el aire y sostiene mi dedo meñique entre sus dedos, solo eso, la punta del dedo meñique. Me mira fijamente a los ojos, sus ojos son color miel, dulces, conservan la frescura de la adolescencia, sus ojos son un abismo, un poema, una invitación.

Todo el universo se centra en ese contacto. Mi vida se detiene.

¿Para que juego un juego que no deseo concluir? ¿Que no quiero, que no debo continuar?

Soy como el insecto que da vueltas alrededor del fuego... fascinado y aterrado al mismo tiempo por su belleza encandilante, soy como el insecto que sabe que está atrapado, que no puede luchar, que no hay escape posible.

Sabe que tarde o temprano morirá calcinado entre las llamas, pues escapar del peligro es peor que morir, es hundirse para siempre en la oscuridad.




 Eva Durán


sábado, 2 de febrero de 2013

Del Cuerpo y la Memoria










La noche me cubre y tú me entregas en la boca todo cuanto cabe entre tus manos. La vida es una en nosotros, en esa caricia en la cual confundo tus manos con mi boca, donde no se sí es tuya o mía esa lengua, de quién esa piel, y de dónde entonces esa mano que hace suyo un seno que está no sé dónde, porque no sé quién está arriba o abajo, ni quién cuándo o por qué, de quién ese ser que se adentra y se derrama, en el grito que hiere cuando llegas. Y respiro para atarte a ti, mi esposo, ropa henchida en el piso, silencio y cuerpo que ignoro, que abrazo, sin razones para negarme a tu cuerpo, sus tentáculos de fuego, sus cavidades de hiel. A salvo de la ciudad y sus mentiras. Los dos tan hundidos, tan perdidos y felices. Serpientes que se tragan en el beso, del beso que bebe, de dientes que se afilan en tus dientes. Enloquecida, desmadejada, abierta, hago mía cada parte de ti y de todo lo mío que tú eres, simultáneamente, deseando que quepas todo entero. Princesa en este breve y tan tuyo espacio, escenario de una historia tan pequeña. Hacia ti me extiendo, para consumir en tus nalgas el último rescoldo de la niña que nunca más volverá a ser entre tus brazos. De cuerpo a cuerpo, golpea, golpea, golpea. Senos que queman que anhelan estar en tu boca. Boca que marca y sangra. Todo ocurre para siempre en el instante. Vente ahora adentro, ahora que te amo, que soy sorda, insomne y maleable, atrapada entre tu cuerpo y la ventana, amante en el alma y en la piel. Amanece y el sueño se ha ido de mi rostro, abrazo tu espalda, feliz y extenuada, en el dulce miedo de saber que nada existe. Llega a mí la realidad, ese mundo que me arrastra hacia mi mundo. Palpo mi cuerpo para saber que sigue ahí, quiero más pero no hay caso, es hora de empezar otra vez, de tomar café cargado mientras tú mi amado extraño vas y vienes por las blancas paredes. Solo que no sabes que esta vez me quedare contigo para siempre, un segundo después del primer beso, de dejar atrás nuestra húmeda, profunda y definitiva primera noche en la oscuridad.





Eva Durán









Fotografía Patricia Velazquez©
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A ver señor
repítelo otra vez
que no te comprendo
¿Quieres que te de 
las gracias
o quieres
que te perdone?
 
 
Alekos Paniagulis







 



En  esta ciudad construiré mi casa
la vestiré de madera virgen y yerba fresca
crecerá al conjuro de la lluvia
refugiará proyectos tontos
actos criminales
sueños primigenios
los miedos de mi niña
y el espectro de Pilar (mi joven abuela)
sonriendo enamorada en la estancia luminosa
(28 años de ser pequeña y coqueta,
43 buscando salidas (y entradas)
en los corredores de la muerte
cayendo cada vez más hacia abajo
cada vez más hacia adentro].
 
La cabeza disecada
de un torero exitoso
será el orgullo
de mi sala de trofeos.
 
En cuanto a ti
te coseré el cuerpo a pedazos
de musgo de amor y tizón ardiente
te llamaré Holger
y serás mi hijo.
 
Mi casa
tan profunda como los aullidos
del holocausto
tan pequeña como una caricia
sobre la tumba de mamá.





Eva Durán






Todos los derechos reservados © 






Mi vida
es un espacio compacto
entre dos orgasmos
el orgasmo es un puente de luz
entre dos ciudades de fuego.




Eva Durán 







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